viernes, 25 de diciembre de 2009

El aprendiz de Pelu (I). Impresiones de un viaje a París

No sé si la pereza acabará por vencerme, pero al menos que conste el intento. Tengo la intención de escribir sobre un breve viaje (una semanita) a un sitio donde no había estado nunca y en el que no se me había perdido nada, pero caprichos conyugales mandan. Estoy hablando, obviamente, de la ciudad citada en el título: París.

Cuando vas a viajar a una ciudad-icono (la expresión no es mía) ya tienes muy claro que cualquier fotografía que hagas ya está puesta en Flickr un mínimo de doscientas veces. En consecuencia he decidido que me voy a olvidar de ser creativo, de buscar la foto de mi vida y de ver lo que nadie ha visto, y voy a dedicarme a patear París, a hacer fotos de turista y a ver lo que YO no he visto. Y a disfrutar.

ACTUALIZACIÓN: Al volver del viaje y revisar el correo, me he encontrado en nuestra lista de correo de amiguetes con que Javier ha desenterrado un artículo de Pelu, al parecer viejísimo, que da en treinta y tres líneas (y con mucha más belleza y contundencia, para qué negarlo) una versión más general del mismo pensamiento que yo acabo de dar en tres. En resumen: que si tenía alguna duda sobre el título de esta serie de artículos, se me ha quitado de golpe.

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